Aquí no hablo como entrenador.

Hablo como persona.

No desde el logro, sino desde lo que cuesta sostenerse.

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No creo que esto vaya a aportar una lección, una enseñanza ni que suene a final feliz.

Lo que sí sé es que lo que comparto aquí no es contenido pensado para gustar. Es lo que hay.

Y a veces, lo que hay no encaja con lo que se espera.

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Durante muchos años (a pesar de los pesares) fui un niño feliz, un adolescente positivo y, ya de adulto, me encontré con la parte más difícil: convivir con inseguridades, frustración, dudas, ego, ambiciones no cumplidas y una sensación de fondo constante de que falta algo.

A veces fuerza, a veces estabilidad. A menudo tiempo y capital.

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Trabajo solo, pienso solo, planifico solo.

Me apoyo en herramientas, sí (y en GPT, gracias), soy bastante autodidacta.

Tengo claro hacia dónde quiero ir: Vivir de lo que amo. Pero entre lo que tengo claro y lo que puedo ejecutar, hay un salto grande.

Uno que a veces agota.

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Caóticamente nace de todo esto.

Del desorden emocional, del ruido mental, de las preguntas sin respuesta.

Pero también de las ganas de compartir desde un lugar más real.

Si esto te suena, si tú también estás intentando sostener todo sin que se note, este espacio también es tuyo.